Lalo Gómez y yo éramos amigos… Y tal vez por eso pocas personas están tan entusiasmadas con esta columna como él… No solo esperó, sino que me llamó para preguntarme "qué pasó" cuando por alguna razón no lo hizo. no apareces .. Es más, no solo lo publicó él, sino quien lo leyó y le "condimentó" en el programa de televisión Meta Deportiva, en los segmentos "El Desahogo" y "Las redes hablan"…

Y acababa de decir que te iba a llamar para enviarte el enlace de la columna del miércoles cuando recibí un mensaje de mi amigo Freddy Tapia que decía "Lalo está muerto"…

Me quedé frío, pero como si fuera un niño, dándole un poco de esperanza, le pregunté "¿qué Lalo?" Y luego llegó la fatídica confirmación con apellido y más detalles: "Lalo Gómez, encontrado muerto en el baño, parece haber sufrido un infarto"…

Y aun así no me quise dar por vencida, y buscando esperanza llamé a mi amigo Américo Celado, integrante del programa de Lalo, y le dije: “Diles que es mentira lo que dicen”, pero no. era cierto para mí y añadió "No pasa un día que no hable de ti"…

Inmediatamente me empezó a llover en los ojos, por mucho que ahora escribo estas líneas… No necesito decir mucho cómo me afectó esta muerte, pues todos vieron que el solo hecho de que en esta sección incluso la "línea editorial" que casi nunca pasa, porque fue difícil, muy difícil… ¡Ay, mi amigo Lalo, ay!…

Tantas conversaciones, y en ninguna de ellas dijiste que tienes una enfermedad… ¿Qué te consuela? Que como servidor del Reino que soy, sé que Dios me ha puesto con los buenos y que en paz descanse tu alma…


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