Rafael Ávila trabajó incansablemente para desarrollar el béisbol en el país, y con Los Dodgers atrajo a jóvenes que querían alcanzar el estrellato en las grandes ligas.

Rafael Ávila fue un visionario que se enamoró de República Dominicanapor ello, se dedicó a tiempo completo a desarrollar el béisbol y atraer a jóvenes prospectos que firmaban y llegaban a las Grandes Ligas, además de ser el ideólogo detrás de la construcción de la primera academia de béisbol, que formó a miles de beisbolistas. que han encontrado un lugar para mostrar su talento.

Ávila, hombre de confianza de Peter O’Malley, quien se desempeñó como presidente durante varios años. Dodgers de Los Ángelesun equipo que más aportó a los jóvenes dominicanos con la esperanza de llegar a las grandes ligas, donde lograron construir la Academia de Béisbol Guerra, que Ávila dejó atrás para desarrollar el béisbol en la zona.

Nacido en Cuba pero radicado en República Dominicana desde hace más de 50 años, uno de los hombres que más aportaron al béisbol dominicano, falleció el pasado lunes en Miami a los 92 años.

La academia de Las Palmas ha producido jugadores estrella que han brillado en las grandes ligas, con Ávila mostrando con orgullo la firma de Pedro Martínez, quien llegó a Guerra a una edad muy joven con un cuerpo que no parecía que se convertiría en un súper atleta. pero los Dodgers trabajaron para moldearlo física y mentalmente para que tuviera confianza en que quería ir a la universidad.

Rafael Ávila, Tom Lasorda and Roberto Weill.

Muy poca gente pensaba eso hace 40 años, en un lugar que estaba lejos de las zonas pobladas y no se podía llegar en coche, pero Ávila siguió trabajando, y O’Malley se confió a ojos cerrados, y ahí está la primera academia millonaria, con los estándares. Se recuerda en las grandes ligas que el receptor estrella de Los Ángeles, Mike Piazza, es producto de la academia de Las Palmas, entrenado por el exreceptor Pablo Peguero,

Después del éxito de Avila y Los Dodgers, cada equipo construyó academias en Boca Chica y lugares cercanos.

Ávila mantuvo excelentes relaciones con la prensa deportiva, invitando cada año a más de 25 periodistas deportivos al campo de entrenamiento de los Dodgers en Vero Beach, Miami, en representación de Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, La Romana y Santo Domingo.

Originario de Camagüey, Cuba, llegó al país en 1970 como cazatalentos de los Dodgers de Los Ángeles, y tenía tal identidad que se consideraba dominicano.

El inmortal Rafael Ávila, el ícono del béisbol.

“Nací en Cuba y soy ciudadano de los Estados Unidos. Pero soy dominicano de corazón”, dijo Ávila en círculos de amistad y cuando lo entrevistaban de cualquier manera.

Este legendario beisbolista padeció la enfermedad de Alzheimer durante varios años y vivía en Pembroke Pines, un suburbio de Miami, Florida.

Le sobreviven su esposa Doña Gloria y sus hijos Rafael y Alberto (Chungo). Este último fue beisbolista profesional y mánager de los Tigres de Detroit durante 6 años hasta el año pasado.

Ávila fue gerente y encargado interino de la organización Tigres del Licey, en la que mantuvo una gran amistad con su emblemático presidente, Domingo Pichardo (Monchín). La tríada la completaba Tom Lassorda, que dirigió al equipo azul en dos ocasiones. Las relaciones con Pichardo y Lasorda, los pesos pesados ​​de los Dodgers, permitieron que Steve Garvey, Bill Russell, Orel Hershisher y Bobby Valentine, por nombrar solo algunos de los grandes prospectos de la franquicia, fortalecieran al club durante las décadas de los 70 y 80.

Asistencias: Elvio Jiménez, Pablo Peguero, Eleodoro Arias y Luis Ángel Montalvo, los lanzadores Ramón y Pedro Martínez, Pedro Julio Astacio, Juan Guzmán, Alejandro Peña, Bálbino Gálvez, Félix Rodríguez y José Parra.

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